El origen de ambas data de la Antigua Grecia, en esa época la gente se reunía en Ágora, lo que vendría a ser la plaza principal de la ciudad, allí encontraban a pensadores debatiendo y dialogando sobre la vida. Vamos, que a la vez que ibas a la compra, podías escuchar a filósofos teóricos que pasaban los días hablando de los interrogantes del mundo y la realidad.
Con el paso del tiempo los filósofos prácticos empezaron a aplicar en la gente los conceptos y planteamientos a los que llegaban los filósofos teóricos, ver el resultado que producen e ir evolucionando, centrándose en la acción humana y la conducta moral. Un ejemplo de ello, puede ser considerado el de Aristóteles con Alejandro Magno.
Siglos más tarde, diferentes autores se sirvieron de todo esto y empezaron a plantear todos los conceptos que llegan a nuestros días, como en el caso de Wilhelm Wundt considerado el fundador de la psicología experimental con la creación del Instituto de Psicología Experimental (1879).
De igual manera, con el psicólogo Coleman Roberts Griffith podemos ver como las prácticas del coaching estaban presentes dentro del ejercicio de la psicología. Este, ya en 1926, realiza publicaciones sobre "La Psicología del coaching": un estudio de los métodos del coaching.
Por tanto, en origen no hay una diferenciación clara entre ambas. Algunos defienden la postura de que el coaching es una metodología dentro de la psicología, otros que es diferente dado que no trabaja con personas con trastornos mentales o con pacientes y otros que el coaching está haciendo intrusismo dentro del campo de ejercicio de la psicología.
La psicología hoy se considera una ciencia que trata el estudio del ser humano englobando todos los aspectos de la experiencia humana.
Mientras, el coaching, se entiende como una práctica que te ayuda a alcanzar ciertos objetivos y que con el paso del tiempo tiene cada vez más adeptos.
A pesar de lo que la gente cree, no hay una línea clara que diferencie entre personas "sanas" de las que tienen "problemas psicológicos". Lo que acaba generando confusión y promoviendo la creencia de necesitar tener un trastorno mental o una patología para acudir a un psicólogo, como indican los coaches.
La psicología, en general, se encarga de fomentar la salud y el bienestar emocional. Para lo que no se necesita necesariamente enfocarse en lo negativo, recrearse en la experiencia de daño, centrarse en el pasado y obviar el futuro, enfocarse en pacientes con patologías severas o ver el paciente como una persona sin capacidad de elección, etc.
La psicología positiva es un buen ejemplo de lo que os comento, esta estudia las bases del bienestar psicológico y la felicidad, así como las fortalezas y virtudes humanas. Cuyos antecedentes se remontan a filósofos como Aristóteles o psicólogos como Abraham Maslow o Carl Rogers, enmarcados dentro de "psicología humanista".
El psicólogo Carl Rogers, con su terapia centrada en el cliente, cuya base ya se empezó a establecer 1942, ejemplifica la psicología desde un enfoque en el que se habla de cliente y no de paciente. En esta terapia, en el cliente permanece la responsabilidad y la libertad sobre el proceso terapéutico como un agente activo.
Ahora bien ...
Entonces, ¿ cuál es la elección correcta ? ...
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